Estos principios deberían referirse a tres ámbitos diferenciados, según uno de los programas de formación más completos que se han estudiado es el llevado a cabo en el Colonial Williamsburg (Virginia), en su plan de formación para educadores establece esta triple diferenciación respecto a los ámbitos de formación:
- El ámbito disciplinar: al conocimiento de las parcelas específicas de un determinado campo de saber.
- El ámbito didáctico: se refiere a todos aquellos aspectos relativos a estrategias y métodos para elaborar propuestas didácticas dirigidas a presentar determinados contenidos a distintos usuarios.
- El ámbito personal: hace referencia a las aptitudes y actitudes mínimas necesarias para poder implementar de forma idónea la tares didáctica ante los usuarios.
Respondiendo a esto, los principios que deberían tenerse en cuenta respecto a los educadores la institución museística son:
- El educador debe conocer los contenidos a mostrar: Una de las lagunas importantes que padecen los educadores que llevan a cabo su tarea de mediación entre el museo y el público acostumbra a ser la relativa al ámbito didáctico, a cómo presentar los contenidos en función de las características de los grupos. El responsable de desarrollar en última instancia la acción pedagógica ante el público deberá poseer conocimientos desde la instancia la acción pedagógica ante el público deberá poseer conocimientos desde la triple perspectiva anteriormente mencionada: disciplinar, didáctica y personal.
- El educador debería presentar información complementaria a la idea central de la exposición: el educador deberá articular su argumentación alrededor de la gran idea del mensaje expositivo. Aunque el educador debe aportar información complementaria tendiente a profundizar el mensaje expositivo, la idea central de la exposición debe aparecer de forma constante. El educador se valdrá de ejemplos y citas que refuercen la idea principal, y para ello, los objetos de la exposición le serán de gran utilidad. Los objetos constituyen unos referentes fundamentales a partir de los cuales el visitante puede fijar las ideas nucleares de la exposición. La utilización del objeto como soporte del discurso didáctico permite establecer relaciones entre éste y uno o más conceptos, de modo que los conocimientos sufren una transformación: de una abstracción mental a adquirir una concreción objetual.
- El educador debe mostrar interés respecto a la actividad que desarrolla: Este principio apelaría directamente a todas las cuestiones relativas a aspectos aptitudinales y actitudinales. Aunque este principio podría presuponerse en el desarrollo de cualquier tarea, debemos puntualizar a qué nos referimos con ello. Bajo este principio se agruparía todas aquellas concepciones y comportamientos del educador que permiten que la acción didáctica ante el público se desarrolle de forma satisfactoria y que exista un impacto y una actitud positiva en los visitantes respecto a la institución museística. Un conjunto de habilidades y destrezas que todo educador debería poseer en el desarrollo de su actividad didáctica ante el público. Al igual que otras tareas relacionadas con el contacto con el público, los educadores en el ámbito museístico requieren unas habilidades que permitan asegurar una interacción provechosa tanto para ellos como para el público visitante. Habilidades comunicativas, flexibilidad respecto a los distintos grupos y características de los visitantes, empatía, dinamismo, son sólo algunas de las capacidades que el educador debería poner en práctica al implementar su tarea como mediador (Talboys, 2000).
- Debe emplear distintos recursos para presentar de forma atractiva y comprensiva los contenidos: En su tarea de mediación entre los contenidos del museo y los usuarios, el educador debe utilizar distintos recursos y estrategias en orden a facilitar la comprensión del mensaje expositivo y a despertar el interés de los usuarios. Los educadores poseen distintos medios para poder transmitir la idea central de la exposición. Su principal medio será la palabra, aunque en su poder tiene la posibilidad de utilizar distintas estrategias para conseguir los objetivos de la exposición. Las visitas guiadas constituyen una de las acciones didácticas más corrientes en el ámbito de la institución museística y se convierten en una de las principales vías de participación de los visitantes respecto a la exposición. No obstante, la visita guiada puede implementarse de muchas maneras posibles, desde una visita guiada tradicional hasta una visita dramatizada. En cada una de ellas, pueden emplearse estrategias didácticas muy variadas que pueden comprender estrategias expositivas, interrogativas, de dramatización, de simulación, etc. Para la elección de una u otra estrategia, el educador deberá atender en todo momento a los elementos que conforman el acto didáctico; a los contenidos, a los usuarios y sus características, al espacio y al tiempo disponibles y a los recursos materiales puestos a su alcance. La variedad de estrategias y recursos será fundamental para poder adaptar los contenidos expositivos a diferentes grupos, en un intento de atender a la diversidad implícita de los usuarios de la institución museística.
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